Visitando Matsumoto

Hace un par de fines de semana me apetecía desconectar un poco de Tokyo y salir a conocer algo por los alrededores. Hacía algún tiempo que había leído sobre los castillos considerados tesoros nacionales de japón, y habiendo visitado ya el de Himeji, el de Matsumoto es el que me llamaba más la atención.

La ciudad de Matsumoto se encuentra situada en la prefectura de Nagano, cerca de los llamados Alpes Japoneses.

Matsumoto 「松本市」

La ciudad en sí es un centro turístico conocido especialmente por sus onsen (baños de aguas termales) y por sus museos y por el Castillo de Matsumoto, también conocido como el Castillo Cuervo por sus paredes de color negro.

Así pues me levanté temprano, me planté en la estación de Shinjuku y cogí el Azusa Express que me llevó a Matsumoto en poco más de 2 horas y media. Lo bueno de viajar por Japón es que es extremadamente sencillo, una vez conoces el funcionamiento del sistema de trenes. Lo malo es que es bastante caro. Los billetes del express salen por unos 6000 yenes, algo así como 60 euros aprox.

Matsumoto 「松本」

Lo primero que noté al bajar del tren es que hacía bastante más frío que en Tokyo y que el aire estaba también bastante más limpio. Ver todas las cordilleras de montañas alrededor de la ciudad hizo que me acordara un poco de mi San Lorenzo natal.

Vendí mi D90 hace ya algunos meses y en mi último viaje a Okinawa, la pantalla de mi Ricoh GR3 murió, así que para este viaje sólo tenía mi Kenko de película y mi Iphone. La mayoría de los carretes que cargué eran de blanco y Negro, así que la mayoría de las fotos que tomé en Matsumoto son en blanco y negro, aunque algunas de color hay también.

Había leído que Matsumoto era conocido también por su soba(fideos Japoneses) y por sus cultivos de wasabi. No es extraño que te pongan wasabi fresco en la comida en lugar del procesado, así que lo primero que hice al bajar del tren fue buscar un buen restaurante de soba y probarla. Efectivamente, no decepcionó en absoluto y sirvió para hacerme entrar en calor.

Matsumoto 「松本市」
Foto a color especialmente dedicada a @AlainKun y a @Zordor

Después de eso me dediqué a pasear por la ciudad, disfrutando del paisaje diferente del de Tokyo, los edificios algo más viejos y el diferente ritmo de vida que se respiraba por allí. De alguna forma, cada ciudad tiene su carácter diferente. Para mi, se nota viendo la forma de las calles, la manera en la que la gente camina, o los ruidos que se escuchan en los barrios.

Matsumoto 「松本」

Matsumoto 「松本」

Debido a la geografía de la zona y los canales que atraviesan la ciudad, Matsumoto siempre tiene vistas a las montañas que la rodean. Cada vez que se atraviesa uno de sus puentes, basta con levantar un poco la mirada para divisar las cumbres nevadas de los alpes japoneses.

Matsumoto 「松本市」
Foto a color especialmente dedicada a @AlainKun y a @Zordor

Poco después llegué al castillo de Matsumoto. Si vais directos, desde la estación caminando, no se tarda más de 15 minutos. Hay indicaciones por todas partes, así que realmente no tiene pérdida llegar.

Matsumoto 「松本」

El castillo es bastante imponente y las paredes de madera oscura contra el cielo azul de invierno, ofrecían un contraste increíble.

Matsumoto 「松本市」
Foto a color especialmente dedicada a @AlainKun y a @Zordor

Resulta que el castillo de Matsumoto es un castillo moderno, y es un castillo de llanura. Me enteré de que en Japón hay 3 tipos de castillos. Los castillos de montaña, los de colina y los de llanuras. Según el tipo de castillo disponían de un sistema de defensas u otro.
En el caso de Matsumoto disponía de murallas y un foso bastante ancho. Estaba diseñado para que protegiera el castillo y sus ocupantes del rango efectivo de los mosquetes utilizados en aquella época.
También tiene una planta «secreta» es decir, desde el exterior parece tener 5 plantas, pero en el interior se puede visitar una planta adicional. Por lo que me estuvo contando un guía de la zona, en esta planta aguardaban los samurais emboscados para atacar por sorpresa a los invasores.

Matsumoto 「松本市」
Foto a color especialmente dedicada a @AlainKun y a @Zordor

El castillo se puede visitar por dentro comprando una entrada combinada para el castillo y el museo de la ciudad que se encuentra al lado.
Dentro del castillo en sí no hay mucho que ver, a diferencia de los europeos, los castillos japoneses no estaban diseñados para ser habitados. Sólo se usaban para la batalla y como símbolo de dominio del señor feudal de la zona.
Dentro de puede ver una pequeña exposición de armas, grabados y escritos de la época.

Matsumoto 「松本市」

El museo de la ciudad merece también la pena. Tiene curiosidades sobre la ciudad, la historia de personajes famosos locales y un diorama donde se pueden ver las actividades que se llevan a cabo en función de las estaciones del año.

Aunque para mí, la mejor sorpresa fue cuando después de llevar un buen rato callejeando, cuando me encontré con este templo que no aparecía en ningún mapa.

Matsumoto 「松本」

Tenía algo especial, algo que flotaba en el ambiente y que no fui capaz de captar con la cámara pero que se quedó flotando conmigo el resto del día mientras, al anochecer, cogía el expres de regreso a Tokyo.

2012

Para bien o para mal hacía bastante desde la última vez que tuve tiempo para sentarme a escribir tranquilamente. Como viene sucediendo desde que vine por aquí, son tantas las cosas que se suceden que a veces uno no es más que un mero espectador ante los acontecimientos que se encadenan.

Ha comenzado un año nuevo. Aunque yo dejé de hacer esos propósitos de inicio de año hace bastante tiempo. Para mi, fijarme un objetivo a cumplir a lo largo del año me parece, a día de hoy, ciencia ficción.
Ojo, no es que me de todo igual o que no tenga metas, es sólo que prefiero medir mis logros con una métrica diferente.

Pero para mi, la verdadera lucha es la que se libra a diario, ya sea frente a una pantalla de ordenador, un libro lleno de símbolos extraños, o delante de ojos y bocas que sugieren, confunden y de vez en cuando lloran.

Hoy a mis 32 años me siento mejor que nunca. Para bien o para mal, es imposible sentirme más vivo. Estoy en la mejor forma que recuerdo desde mis 18, mi mente está más despierta que nunca, y aunque todavía hay fantasmas del pasado que de vez en cuando recorren mis huesos, generalmente logro espantarlos a base de ser terco.

Estoy lejos de casa, pero a la vez me siento más conectado con los míos de lo que estaba cuando los veía a diario, se que los tengo ahí para lo que haga falta, y ellos saben dónde estoy si me necesitan.

2012 comienza, el tiempo no espera a nadie y si no te espabilas, te deja detrás.

A agarrarse, que vienen curvas!